Pilar Lagarejos

 

Emprendedora medio rural, Centro de Turismo Rural de Zamora

La iniciativa de crear el Centro de Turismo Rural Aguallevada, ahora Hotel Rural, surge en el año 2000 y se materializa en el año 2004. El proyecto de trasladarme al mundo rural, en concreto a la Comarca de Sanabria en la provincia de Zamora, fue una idea que contemplé ante el panorama laboral tan complicado que la ciudad ofrecía. Mi formación académica y profesional viene del mundo de la Historia, soy licenciada en Geografía e Historia, y acceder a un puesto de trabajo a través de oposiciones al cuerpo de secundaria, que era a lo que me dedicaba, resultaba un panorama incierto y demasiado dilatado en el tiempo. La decisión de trasladarme a la localidad de Paramio para realizar allí mi proyecto de turismo rural, fue en su mayor medida por los vínculos familiares que tengo, es el pueblo donde nació mi padre y en el que he pasado largas temporadas en mi infancia. Pero consciente a su vez de los problemas derivados de la situación de los pueblos castellanos y leoneses, víctimas de la despoblación y de su efecto negativo sobre el futuro y el mantenimiento de su economía y las interesantes y positivas perspectivas que el turismo podía aportar al desarrollo de esta zona, auné en mi propuesta turística ambos factores, perfilando así una empresa que al instalarse en una zona deprimida, dinamizara y tuviera repercusión en la Comarca. Entendiendo que el turismo de calidad, es el que puede fijar una dinámica a largo plazo en el mundo rural, y sabiendo que la calidad sólo se obtiene ofreciendo no sólo buenos servicios en cuanto a instalaciones, sino que el conocimiento cultural y medioambiental del lugar donde se viaja le añade un valor enriquecedora a la estancia, diseñamos un Centro de Turismo Rural donde además del alojamiento y comidas, ofertamos visitas guiadas, culturales y medioambientales.

Tras una formación complementaria obtenida a través de cursos formativos destinados a nuevos emprendedores, pude acercarme al estado en el que se encontraba el turismo en esta Comunidad, y las ayudas que desde la Junta y grupos de Acción Local ofrecían para estas iniciativas. El aspecto más complicado que se planteó fue la disponibilidad económica para abordar el proyecto. Las subvenciones sólo tenían efectividad si el emprendedor contaba con un capital inicial, si no era inviable. En aquellos años ofrecían y anunciaban magníficas posibilidades de ayuda financiera para los/las jóvenes emprendedoras a través de mecanismos como Iberaval, Sodical, El Banco Mundial de la Mujer, los microcréditos... minuciosamente contemplados pero cuando los abordabas resultaban inviables para quien su proyecto requería una cuantía elevada, como mi caso. Sólo conseguí la ayuda europea y que los bancos la financiaran gracias a la ayuda familiar. Las entidades bancarias y las ayudas con fondos europeos exigen una cantidad de recursos propios que para alguien que se encuentra en paro, si no está respaldado, es imposible llevarlo a cabo. Para la concesión de la ayuda también se valoró el interés de mi iniciativa para el lugar donde se iba a instalar, el que fuera una mujer la promotora del proyecto y el número de puestos de trabajo que se crearan. Otro aspecto no menos complicado resultó la realización tanto de la obra física del Centro como de todos los aspectos burocráticos, permisos de Ayuntamiento, Junta... El desarrollo de mi experiencia de cómo realizar un proyecto empresarial ha sido y sigue siendo un camino difícil, una carrera de fondo con más obstáculos de los que en un principio parecía, pero que sin duda alguna queda superado cuando después de doce años continuamos luchando por un turismo de calidad y un compromiso personal con el lugar donde vivimos.

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http://www.elnortedecastilla.es/pg060806/prensa/noticias/Zamora/200608/06/VAL-ZAM-081.html

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