Ana Gómez Narváez

 

Vicepresidenta de la Asociación para la Dirección Responsable de las Organizaciones, Delegada para América Latina y Caribe

Creo que la discriminación es, algo que, parafraseando a Rosa Luxemburgo, es una cadena que no sientes realmente hasta que empiezas a integrarte, como mujer, en los ámbitos social, político o económico. El Tercer Sector no queda libre de estas cadenas y, por lo tanto, no creo que haga más libres a las mujeres que seguimos siendo el género que integra la mayor parte de su fuerza laboral, entre el 60 % y 70% de los y las profesionales remuneradas (Plataforma ONG de Acción Social. Aproximación a la situación de hombres y mujeres en el Tercer Sector. 2010). Los datos señalan que es un sector afectado por una alta precariedad laboral debida, entre otros factores a su fuerte dependencia de la financiación pública y al necesario componente de voluntariedad que conlleva los trabajos que se generan dentro de sus organizaciones miembros. Es un contexto que limita la proyección profesional y que por lo tanto ahonda en la brecha que separa a las mujeres respecto de los hombres del acceso a puestos de poder de decisión. Todos estos elementos tomados en su conjunto dan cuenta de que es un sector discriminado y que subsiste, además por los altos niveles de discriminación que persisten en el mercado y en la sociedad y que ni la empresa tradicional ni el estado, ámbitos donde el poder se concentra en el género masculino, se muestran capaces de resolver depositando en este precario Tercer Sector y en sus profesionales. la contención de los problemas que genera. Visto así si creo que siento la discriminación como profesional trabajadora de este sector pero también me siento orgullosa de que mi trabajo en ADRO (Asociación para la Dirección Responsable de las Organizaciones) contribuya a que mujeres y hombres podamos vivir en convivencia con la igualdad en todos los espacios en los que nos relacionamos e interactuamos

Ana Gómez Narváez
Ana Gómez Narváez

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