Un tercio de las directivas no se coge la baja por maternidad
01/04/2005
Expansión y Empleo
Exceso de responsabilidad y falta de apoyo. Es el sentir de muchas ejecutivas, que en el 30 por ciento de los casos denuncia haber tenido problemas en el trabajo al adoptar medidas de conciliación.
El mito de la ejecutiva agresiva, centrada sólo en el trabajo y anémica de cualquier instinto familiar es poco más que un argumento de ciencia ficción propio de Hollywood. En realidad, las ejecutivas valoran por encima de todo su vida personal e, incluso, el 70 por ciento reconoce haber orientado su carrera profesional en función de las posibilidades que le ofrecía de poder equilibrar el trabajo con la vida personal, según el estudio Mujeres directivas, frenos e impulsores, elaborado por la escuela de negocios IESE.
Sin embargo, reconocen tener serias dificultades para conseguirlo, sobre todo, cuando son madres. El 35% de las directivas reconoce haber reducido su desempeño por la nueva responsabilidad familiar, y el 70 por ciento afirma sentirse dividida, incapaz de llegar a todo. Además, el 35 por ciento de las ejecutivas ni siquiera se coge la baja de maternidad, y el 30 por ciento de las que sí lo hace ha tenido conflictos en el trabajo por ello.
Esta falta de respaldo explica que muchas decidan reorientar su carrera profesional. La mayoría, el 59 por ciento, opta por cambiarse a otra compañía que le ofrezca mayores posibilidades de conciliación. Un 27 por ciento crea su propia empresa y el doce por ciento se establece como autónoma, señala Nuria Chinchilla, profesora de IESE que ha dirigido el estudio.
Techo de cemento.
Cuando se les pregunta a las ejecutivas qué obstáculos han encontrado en su trayectoria y qué aspectos deberían cambiarse, siempre enuncian temas como los horarios de los colegios o la falta de flexibilidad. Pero, cuando se comparan datos, se constata que el principal punto de conflicto es cómo afrontan la relación entre el trabajo y la familia. El segundo es el clima laboral y, por último, los horarios, explica Chinchilla.
Sus investigaciones demuestran que, junto al famoso techo de cristal, se erige otro peligroso techo de cemento. El primero se refiere al entorno de los negocios, un mundo tradicionalmente dominado por hombres, con rígidas estructuras que apenas tienen en cuenta la conciliación. Pero este problema que se agrava con los límites que, en ocasiones, se autoimponen las mismas mujeres.
Muchas veces, las ejecutivas rechazan promociones porque consideran que el nuevo puesto es más rígido, menos flexible. Es lo que denominan techo de cemento, una barrera que se imponen ellas mismas al no haber una masa crítica suficiente de directivas para cambiar la cultura, destaca Chinchilla.
En España, apenas el 18,9% de los gerentes de empresas con más de diez empleados son mujeres, y el 27,2 por ciento en el caso de las compañías con menor plantilla. A estas cifras se suma que sólo el 24 por ciento de las compañías tiene políticas familiarmente responsables, y apenas el ocho por ciento cuenta con una partida presupuestaria específica.
Los problemas de las mujeres directivas son una suma de factores. Por una parte, la falta de flexibilidad de las empresas; por otra, el diferente rol de hombre y mujeres en el hogar y, por último, la falta de capacidad de muchas ejecutivas para delegar estas tareas y saber promocionarse.
¿Quién apoya a las directivas?
La falta de apoyo es una queja generalizada entre las ejecutivas, tanto en la empresa como en el hogar. Incomprensión es el término utilizado por el treinta por ciento de las ejecutivas para definir su relación con jefes y compañeros, mientras que el veintidós por ciento considera al marido un peso para alcanzar sus objetivos.
Estos datos explican que para el setenta por ciento de las directivas la clave de su desarrollo profesional y personal haya sido la propia motivación y el esfuerzo individual.
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