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La capitalización del desempleo es una opción para financiar una nueva empresa. Se solicita en las oficinas del antiguo INEM antes de comenzar cualquier actividad y se debe presentar un plan de negocio. Posteriormente hay que acreditar que se ha invertido esta ayuda.
Si en el mercado de trabajo no se encuentran oportunidades laborales, créalas. Ésta es la opción de muchos emprendedores que deciden utilizar su prestación por desempleo para poner en marcha una actividad económica por cuenta propia. Sergio Cardona, profesor de la escuela de negocios ESCP Europe, se encontró en estas circunstancias hace cuatro años y puso en marcha una consultora: “Me vi con casi 50 años de edad a punto de quedarme sin empleo. Decidí entonces tantear algunas compañías de las que recibí negativas o silencio. Así que la posibilidad de trabajar por mi cuenta se fue convirtiendo en una alternativa cada vez más real”.
En este sentido, la tasa de actividad emprendedora por necesidad ha aumentado un 36% entre 2010 y 2011, de acuerdo con el informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM); y la última reforma laboral trata de fomentar el autoempleo. Esta norma recoge que ciertos colectivos, como son los jóvenes de hasta 30 años y las mujeres de hasta 35, puedan capitalizar hasta el 100% de la prestación del paro. Antes de la reforma el límite era del 80%. Del mismo modo, las personas con un grado de minusvalía igual o superior al 33% también pueden recibir el total de la cuantía. En cambio, el resto de individuos sólo puede capitalizar el 60%, igual que antes de su entrada en vigor.
Cómo empezar
Desde enero hasta agosto de este año, cerca de 125.000 parados decidieron poner fin a su inactividad utilizando el importe que les corresponde, de acuerdo con los datos de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). En 2011 se acogieron a este plan más de 147.000 personas.
Raúl Fernández, director de servicio a empresas de Sage Pymes y Autónomos, explica que “la capitalización del desempleo puede consistir en ayudas que facilitan la inversión necesaria para la puesta en marcha del nuevo negocio o subvenciones de las cuotas a la Seguridad Social durante el desarrollo de la nueva actividad económica”. Fernández matiza que “ambas opciones son compatibles, pero han de solicitarse a la vez”.
Los beneficiarios de esta fórmula son aquellos que están cobrando el paro o vayan a hacerlo, que tengan pendiente de recibir al menos tres mensualidades y no hayan usado este derecho cuatro años antes. El desempleado puede formalizar su solicitud en las oficinas de los servicios públicos de empleo, incluso a la vez que pide su prestación.
Una vez aceptada su petición, tiene que empezar una actividad laboral como autónomo o incorporándose como socio a una cooperativa o sociedad laboral en el plazo de un mes. Vanesa Fernández, técnico de ATA, aclara que “en el caso de que se capitalice la prestación mediante el pago único, el emprendedor deberá presentar una memoria explicativa de su proyecto”.
Aspectos que no hay que olvidar
La capitalización del 100% de la cuantía del paro es una medida positiva para emprender, pero David Alva, presidente de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (Ceaje), apunta que “si se obtiene toda la prestación, es evidente que el desempleado debe tener un soporte económico detrás para mantenerse”. En este sentido, Cardona comenta que en su actividad emprendedora se encontró con situaciones inesperadas: “No podía dedicar parte del dinero a pagarme un sueldo mínimo mientras la empresa echaba a rodar. Esta medida es una ayuda, pero insuficiente; es más eficaz para aquellos negocios que producen beneficios de forma rápida”.
La técnica de ATA incide en que “el solicitante tendrá que justificar la capitalización con ciertos documentos, como facturas, la cantidad pedida como pago único y que irá destinada a la inversión inicial”. También es importante que el desempleado sepa que todos los trámites deben hacerse antes de comenzar cualquier actividad empresarial.
18 meses de prestación por un empleo “Ante la falta de ofertas de trabajo atractivas, llegué a la conclusión de que la única alternativa era crear mi propio empleo”. Elisenda Fernández, terapeuta ocupacional, puso en marcha a finales de 2011 Ayudas Técnicas Orbion, un negocio de productos de ortopedia, capitalizando su prestación por desempleo. “Me quedaban 18 meses de paro que no iba a malgastar. La única fórmula posible fue pedir la capitalización para subvención de la cuota de autónomo”, cuenta. Los principales obstáculos para crear su empresa han sido la financiación y la burocracia: “Me costó varias visitas al Inem y muchas llamadas”.
La opción de trabajar por cuenta propia Tomás Menéndez es peluquero desde hace 30 años, y ante la situación de desempleo decidió crear su propia peluquería, llamada Tomás, en febrero de este año. “Consideré las opciones disponibles y poner en marcha un negocio ofrecía mejores expectativas”, explica este emprendedor. “Me correspondían dos años de prestación. La inversión no fue muy elevada, además tenía dinero ahorrado y la capitalización evitaba pedir recursos a entidades financieras. Así que más que una elección, fue el camino más factible”.
Menéndez tuvo que aportar memorias económicas y demostrar que estaba realizando la inversión.