La paradoja del textil chino
18/08/2005
Cinco Días
La Comisión Europea analiza cómo flexibilizar los límites que ella misma ha impuesto a las importaciones de textiles chinos. Esta paradójica situación se produce a raíz de una petición de Alemania, Suecia y Dinamarca, a causa de las protestas de los minoristas y de los importadores de estos países, que alertan sobre las importantes pérdidas que les puede acarrear la actual situación. El problema se centra ahora mismo en los jerseys y los pantalones de hombre, que ya han superado las cuotas autorizadas por la UE y cuyas remesas procedentes de China están bloqueadas en puertos europeos.
Si se recuerdan las intensas negociaciones que la pasada primavera mantuvieron las autoridades comerciales de la UE con las autoridades chinas para establecer restricciones a la llegada masiva de sus productos textiles, la situación más que paradójica deviene en cómica. Entonces, las presiones de los fabricantes de textiles hicieron que la Comisión activara los mecanismos de protección previstos en la Organización Mundial del Comercio, unas barreras que ahora perjudican a los grupos de venta minorista. EE UU fue más allá y restableció los contingentes unilateralmente.
Ante la avalancha de los textiles en los mercados europeos, las autoridades chinas suscribieron en junio, y en tiempo récord, un acuerdo con la UE para prolongar los límites a las exportaciones de sus textiles a Europa hasta 2007. Así demostraron su disposición a respetar las reglas del mercado internacional. En cuanto a la UE, es obvio que las relaciones comerciales con el gigante asiático requieren más imaginación que la demostrada hasta ahora.
Hay que insistir también en la inutilidad de unas medidas proteccionistas que no hacen si no premiar la ineficiencia, cuando no la desidia. El sector textil europeo no sólo desperdició una década entera, que debía haber aprovechado para modernizarse y afrontar la nueva competencia china antes del fin del plazo establecido para las cuotas a los textiles, el 1 de enero de este año, sino que ha hecho resurgir los nefastos clarines del proteccionismo en Europa. Han bastado unas pocas semanas para comprobar su ineficacia.
Volver a Actualidad