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Tras varios meses de reuniones entre los socios, Kubide vio la luz en 2010 con la intención de dar solución a uno de los mayores handicap que sufren las start up en sus inicios: el desarrollo tecnológico y la creación de un buen equipo técnico. “Desde entonces, hemos estado definiendo el modelo hasta encontrar la mejor forma de trabajar y hacer que nuestra firma pueda ser reconocida como la empresa española de developer angel de referencia”, asegura Ángel Luis Quesada, uno de los fundadores de esta compañía.
La creciente necesidad de tener un soporte informático bien gestionado en las primeras etapas del negocio es el caldo de cultivo para el nacimiento y desarrollo de la figura del developer angel que, según Mario López de Ávila, profesor en el IE Business School, trabaja en el proyecto a cambio de una opción de participación de la empresa. Pero esta no sería la única fórmula de cobro. Álvaro Cuesta, director de Sonar Ventures, asegura que lo más corriente es que soliciten parte del pago por el servicio prestado como desarrolladores, “a un precio muy por debajo del habitual”, y otra en forma de porcentaje de la firma que fijan en función de la valoración que esa empresa tenga en el mercado. Jordi Vinaixa, director académico del Esade Entrepreneurship Institute, indica que también ceden sus conocimientos y su tiempo a cambio de una participación en los beneficios.
Estos inversores, que no se limitan a aportar capital a las start up a las que apoyan, son de gran ayuda para el emprendedor que no cuenta con el perfil técnico que se requiere en proyectos de base tecnológica y, además, como indica Álvaro Cuesta, director de Sonar Ventures, “supone un ahorro importante en la inversión inicial y también aporta un conocimiento tecnológico esencial para el nuevo empresario”. Ventajas que defiende el director de Sonar Ventures al considerar que contar desde los inicios con un socio tecnológico “reforzará la credibilidad de la nueva firma frente a futuros inversores, ya que habrá logrado involucrar a un socio clave en la start up”.
La cara B
No obstante, el uso de esta figura no está libre de riesgos. Puede suceder que el developer angel elegido no le aporte a la empresa el desarrollo tecnológico que busca. Sin embargo, lo habitual es que esto no sueceda porque estos ángeles se conviertan en socios de la nueva compañía y, por tanto, buscan el éxito de la firma en el mercado. Cuesta puntualiza que, “en caso de que la relación termine mal por diferencias entre ambas partes, el emprendedor puede verse obligado a tenerlo como socio en su organización durante un tiempo”. De ahí que los expertos recomienden utilizar esta fórmula únicamente cuando se necesitan desarrollos tecnológicos importantes.
Ángel Luis Quesada cree que otro de los inconvenientes de este tipo de ángeles es que, debido a sus estructuras y políticas internas, no suelen invertir en más de cinco nuevas compañías al año. De momento, Kubide ha apostado en el último año por cuatro start up y ha incubado otros tres proyectos propios.
Dado que los developer angel no son meros financiadores, sino que influyen y trabajan en los proyectos, suelen centrarse en el mundo online y en compañías con una fuerte vertiente tecnológica; sectores en los que lo más importante no es el producto, sino ser el primero.