Las mujeres se abren paso en el mundo energético
24/07/2007
Cinco Días
El año pasado se produjo un tímido cambio de rumbo en el panorama de la representación de la mujer en los consejos de administración de las empresas energéticas. Cuatro importantes compañías decidieron incorporar a una consejera independiente -la primera- a sus órganos de gobierno. Tal fue el caso de Repsol, con el nombramiento de una pionera del sector, Paulina Beato; de Enagás, que dio paso a la catedrática Teresa García-Milá; Iberdrola, a Inés Macho-Stadler, otra brillante académica, y Cepsa, que incorporó a la francesa Bernadette Spinoy.
Más efímero fue el paso de la china Gu Yanfei por el consejo de CLH, pues, al ser representante dominical de China Aviation, tuvo que dimitir este año tras vender esta compañía su participación en la operadora de la red española de oleoductos. Todas ellas se sumaron a la única mujer que figuraba hasta el año pasado como consejera de un grupo energético: Ángeles Amador, en el de Red Eléctrica (REE).
Otra cuestión, más peliaguda aún, es el de la participación femenina en los equipos de dirección de un sector que, como el resto de los industriales, ha estado dominado históricamente por ingenieros. Y es que, por distintas razones, las mujeres han optado poco por las carreras técnicas y científicas. Sin embargo, esta situación no justifica la escasa, por no decir nula, representación de la mujer en los consejos de administración de las grandes empresas del sector, donde la selección ya no responde a los criterios que se aplican a los directivos.
Pero, aun cuando las opciones para entrar en los consejos deberían ser más amplias, las mujeres se han encontrado, según la opinión generalizada, con otras barreras. Por ejemplo, el hecho de proceder de los campos de los que no se nutren los consejeros, según un estudio publicado por la consultora Spencer Stuart.
De momento, pese a que las recomendaciones del Código de Buen Gobierno y de la Ley de Igualdad (que establece que en ocho años un 40% de los miembros de los consejos de administración deben ser mujeres) puedan hacer creer que la incorporación femenina a la empresa es una prebenda aleatoria, la realidad parece muy otra. Así lo demuestra el nivel de exigencia profesional que se impone a las mujeres que, en opinión de Maite Costa, presidenta de la Comisión Nacional de la Energía, es muchísimo mayor que el que ha exigido a los hombres.
En este sentido, Costa recuerda el brillante currículum de las consejeras que se incorporaron en 2006. Así, Paulina Beato es catedrática de Teoría Económica, forma parte del cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado y fue la primera presidenta de REE, cuando esta empresa se constituyó en 1984. Inés Macho-Stadler es también economista y doctora en Ciencias Sociales por la Escuela de Altos Estudios de París y Teresa García-Milá es catedrática de Economía de la Universidad Pompeu Fabra. Por su parte, Ángeles Amador, licenciada en Derecho, fue ministra de Sanidad entre 1993 y 1996. En la propia CNE, las dos únicas mujeres que se sientan en el consejo -además de Maite Costa, la consejera Carmen Fernández Rozado- son doctoras.
Hay quien considera que las empresas fichan mujeres para autojustificarse y que, para evitar críticas por discriminación positiva, se ven obligadas a buscar mujeres de primer nivel, asegura una consejera. Pero no todas las empresas necesitan lavar la conciencia: ni Endesa ni Gas Natural (las dos acaban de renovar sus consejos) cuentan con una sola mujer en sus órganos de gobierno. Y especialmente llamativo es el caso del Unión Fenosa, cuyo principal accionista (ACS, con más de un 40%) ha nombrado desde su llegada en septiembre de 2005 a 11 consejeros, sobre un total de 21, y ninguno es una mujer.
La incorporación femenina es necesaria, según Paulina Beato, pues lo contrario es un despilfarro de cerebros. Algo similar señala el Código de Buen Gobierno impulsado en su día por Manuel Conthe: la diversidad de género en los conse
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