Más divorcios, con menos desempleo
20/12/2004
Heraldo de Aragón
Un estudio monográfico del Banco de España acerca del paro y los efectos sobre el mismo de la percepción de prestaciones señala que la "cultura del desempleo" que se instaló entre los españoles en las décadas de los ochenta y los noventa, y que "aún pervive", ha impregnado aspectos tan centrales de la sociedad que las tasas de divorcio podrían haber sido superiores si hubiera existido una mayor confianza individual en el futuro y una menor dependencia del entorno familiar.
En este informe, el Banco de España recuerda que el hecho de que el paro se mantuviera en España por encima del 15% durante los 80 y los 90 convirtió al mercado de trabajo español en un "hecho atípico" en Europa, dando lugar a una "cultura del desempleo" de la que la sociedad aún no se ha librado. Así, esta "cultura del paro" ha influido en cuestiones como la emancipación de los jóvenes, la natalidad, la elección del puesto de trabajo, las decisiones sobre dónde vivir o qué estudiar, de endeudarse o de participar en el mercado laboral. "Todas estas consideraciones indican pérdidas de bienestar, muchas indirectas y difícilmente calculables", precisa.
La institución presidida por Jaime Caruana explica que el paro español se caracteriza, en general, por su larga duración, es decir, por la dificultad de salida más que por su facilidad de entrada, así como por los efectos que tienen las prestaciones sobre los flujos de salida, más altos en el caso de España que en otros países europeos. Pero a nivel individual, el Banco de España aprecia una gran heterogeneidad, ya que periodos de paro de unas pocas semanas conviven con otros que superan el año de duración.
Según este organismo, las fases de intensa destrucción de empleo que acompañaron a las crisis económicas de 1985 y 1993, junto con la introducción de nuevos contratos temporales en la reforma de 1984, dieron lugar a la coexistencia de parados con y sin derecho a prestaciones durante un largo periodo de tiempo.
Dicha reforma creó, en su opinión, un nuevo tipo de parado cuyas características demográficas y económicas eran similares a las de los desempleados con prestaciones.
Paro
De acuerdo con el análisis realizado por el Banco de España a partir de un estudio anterior, la percepción de prestaciones reduce la tasa de salida del paro. En el caso de una persona que lleva en el desempleo tres meses, la tasa de salida del paro al empleo es el doble cuando no recibe prestaciones que cuando las recibe.
Basándose en datos del Panel de Hogares de la Unión Europea, el Banco de España afirma que los cabezas de familia (en su mayoría hombres adultos, casados y con hijos) que perciben prestaciones por desempleo permanecen en el paro un 25% más de tiempo que los no perceptores, es decir, un mes por año. Asimismo, asegura que la renta familiar adicional a la renta laboral del propio parado eleva el número de meses de desempleo entre un 18% y un 54%.
Para realizar este informe, el Banco de España se ha basado en una investigación previa que llevó a cabo hace unos años y en la que utilizaba datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del periodo 1987-1994, estudio que el año de su publicación generó mucha polémica en los medios de comunicación.
En consonancia con su investigación anterior, el nuevo estudio realizado por esta institución concluye también que la percepción de prestaciones por desempleo aumenta el número de meses de paro, especialmente entre los trabajadores que son cabezas de familia con bajos niveles educativos, aunque también para los que no lo son (mujeres y jóvenes, en su mayoría).
No obstante, aunque considera que esta información es relevante, el Banco de España señala que, a pesar de que la percepción de prestaciones alarga la duración del paro durante un determinado periodo de tiempo, no hay una implicación directa de las prestaciones sobre la tasa de paro. Para estudiar esta ú
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