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El nuevo IVA de caja, que entrará en vigor el 1 de enero de 2014, deja "muchos cabos sueltos" y añade una serie de nuevas obligaciones, que vienen a sumarse a las "ya excesivas" que soportan las pymes y que las sitúan en una situación de "indefensión total" frente a las grandes empresas.
Así lo asegura la Asociación Española de Asesores Fiscales y Gestores Tributarios (Asefiget), que en un comunicado con motivo de la primera jornada de sus XIII Jornadas Tributarias, indica que las pymes que se acojan al sistema de caja tendrán la obligación de dar aún más información que la que ya suministran a Hacienda, tanto acerca de quién emite la factura como de quien la recibe.
De esta forma, explica, el receptor de la factura (en su mayoría, grandes empresas) no sólo no gana nada con que su proveedor se acoja al criterio de caja, sino que además adquiere una nueva obligación de dar sus datos sobre su empresa que, con otro proveedor que no facture a través de este sistema, no tendrá.
Cambio de proveedor
En segundo lugar, señala Asefiget, una pyme no tiene capacidad para obligar a su cliente a no poder descontarse el IVA de la factura recibida aunque aún no lo haya pagado. "Lo más probable es que dicho cliente simplemente cambie de proveedor", subraya.
Por todo ello, los asesores fiscales han llegado a la conclusión de que muy pocas pymes se acogerán al sistema de caja y creen que esta medida no acabará con la morosidad de manera natural, como afirma el Ministerio de Hacienda.
Para Asefiget, hasta que el Gobierno no desarrolle un régimen sancionador para quien incumpla la Ley de Morosidad, el resto de normativa es "papel mojado" de cumplimiento "casi imposible" y un "paso más" hacia el "estrangulamiento definitivo" de la pequeña y mediana empresa.