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Hacienda prevé que 1,3 millones de autónomos y 700.000 pymes se acojan el 1 enero al nuevo IVA de caja , que permite retrasar el pago del impuesto hasta el cobro de la factura. Montoro asegura que la medida, incluida en la esperada Ley de Emprendedores, obligará al fisco a aplazar el cobro de 980 millones de euros, que quedará en manos del tejido productivo.
A pocas semanas de aplicarse la medida, que está pendiente aún del desarrollo reglamentario y que tiene carácter voluntario, fiscalistas y asociaciones empresariales cuestionan el verdadero alcance que tendrá por las presiones que pueden ejercer las grandes compañías para que sus proveedores no se acojan, el desconocimiento sobre el nuevo régimen fiscal, la complejidad administrativa que conlleva o el exiguo umbral fijado para beneficiarse, que se reduce a facturaciones inferiores a los dos millones de euros.
Tanto Cepyme como Upta coinciden en que el IVA de caja no incidirá de forma significativa en el sistema ordinario de tributación. La medida tendrá repercusión directa sobre las contrataciones dependientes de la Administración pero, según la patronal de las pymes, para los contratos que se produzcan en el ámbito de la empresa privada supondrán "un paso previo para que el cliente escoja al proveedor que mejor se adapte a su estrategia tributaria". El hecho de que las grandes empresas optimicen al máximo sus procesos de gestión y jueguen con "intereses a tipo cero" en sus balances trimestrales gracias al sistema de IVA devengado convertirán al nuevo sistema en una herramienta que quedará limitada a aquellas negocios de tamaño similar.
Costes de gestión
La medida conlleva además unos costes de gestión que para autónomos y pequeñas empresas oscilarán en cantidades fácilmente asumibles, en torno a unos 20-30 euros al mes. Sin embargo para las grandes, los costes de adaptación de los sistemas contables a la nueva cuenta de facturas emitidas aceptadas y no liquidadas serán de cuantías bastante superiores.
Cepyme considera que a pesar de la "valoración positiva" de la medida quedan muchos vacíos en cuanto a su configuración. "Si se hubiese formulado de otra manera se acogerían el 100%", dice en referencia al umbral de dos millones de euros que esta organización quería elevar a seis.
Sebastián Reyna, secretario general de Upta, va más allá y en declaraciones a elEconomista, explica la contradicción per se entre el sistema y la Ley de Morosidad. "Si realmente se cumplen los plazos de 30 y 60 días que se establecen legalmente la medida debería ser totalmente ineficaz", afirma. Aun así coincide en valorar el IVA de caja como "un avance sobre el que se podrá formular un juicio concreto una vez desarrollado el reglamento en enero de 2014".
Efecto marginal
En cuanto a si el IVA de caja ayudará a la supervivencia de los más pequeños, Cepyme considera que "su efecto será marginal, ya que el gran problema de la pequeña y mediana empresa continúa siendo la morosidad y la falta de financiación".
Desde Upta se reconoce que entre un 70 y un 80% de las consultas que reciben son sobre este tema, aunque una vez conocida la especial complejidad de la medida la respuesta es la misma: ¿hasta qué punto merece la pena?
Para ATA, sin embargo, la medida va a ser especialmente útil para los autónomos que son proveedores de la Administración, aunque reconocen que el principal inconveniente será para los autónomos que sean proveedores de grandes empresas.
Con respecto a lo que conlleva para autónomos y pymes esta medida, Celia Ferrero, vicepresidenta de ATA, dice que "no cree que tenga demasiada complicación, ni coste, puesto que sólo se deberán declarar anualmente los importes efectivamente cobrados o pagados así como los importes que se devenguen a 31 de diciembre, y que éstos consten separadamente en la declaración de operaciones con terceras personas".
Problema informativo
Desde la Asociación Española de Asesores Fiscales y Gestores Tributarios (Asefiget) entienden que existe "un problema administrativo de carácter informático para la aplicación de este sistema pues, hasta ahora, todos los programas trabajan con fecha de devengo (fecha de la factura), con lo que habrá que esperar a ver cómo se soluciona esto, sobre todo para el receptor de la factura, ya que tendrá unas operaciones donde aplicará criterio de devengo y, otras en las que se aplicará el de caja ". Además, la pyme que se acoja a este sistema tendrá que informar a su cliente de que no podrá deducirse el IVA soportado hasta que pague la factura. "¿Qué hará el cliente, normalmente empresa fuerte? Es fácil pensar que decida cambiar de proveedor por otro que no le complique en sus operaciones", cuentan desde Asefiget.