Cinco Días
Hace año y medio el bufete Eversheds -en España, Lupicinio Eversheds- publicaba un estudio sobre cómo sería la abogacía en 2018. El informe, que recogía las impresiones de 50 socios de las 25 firmas legales más destacadas del mercado, así como de los jefes de asesoría jurídica y directores financieros de las 50 compañías más importantes del mundo- arrojaba una conclusión casi unánime: el modelo de facturación por horas probablemente seguirá vigente durante al menos una década, "pero no es el método de facturación más ventajoso para el cliente".
La crisis económica ha reforzado este diagnóstico y ha comenzado a poner en cuestión las ventajas de este modelo de facturación. En un momento en el que los presupuestos de las empresas se cierran con dificultades, los clientes exigen a los bufetes modelos más austeros y que permitan un mayor control de gasto. "La facturación por horas constituye un modo objetivo de valorar el trabajo de los abogados, pero es cierto que actualmente ello se está viendo atemperado por la necesidad de algunos clientes de poder contar con una estimación previa de cuál va a ser el coste de los servicios", señala Gonzalo Jiménez-Blanco, socio director de Ashurst .
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