Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres (PAEM)

España pierde inversión extranjera directa

20/01/2005

Expansión

  Las desinversiones de empresas foráneas superan a las inversiones arrojando un saldo negativo de 5.775 millones de euros. Reino Unido, Alemania y Francia invierten menos, mientras que EEUU y Portugal destinan más recursos.

La primera señal de la falta de competitividad de la economía española ya se ha producido. En el primer semestre del año, la inversión extranjera directa (IED) en España ha descendido un 42% hasta 6.885 millones de euros, mientras que la inversión productiva se ha reducido aún más, un 50,6%, hasta 2.900 millones, según los datos del Informe de Inversión Extranjera que elabora el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

De este modo, se consolida la posición acreedora de España en el mercado inversor (la diferencia entre lo que España invierte y la inversión que recibe es de 5.775 millones de euros), lo que a juicio de Silvia Iranzo, subdirectora general de la Dirección General de Inversiones “responde al perfil una economía desarrollada”.

Sin embargo, los expertos alertan de que en todo caso se trata de un descenso de la inversión captada ya que no se aprecia que se traslade a sectores más productivos.

“A la evolución lógica de las posiciones de inversión no se le ha unido una transformación de la mayoría de los sectores”, alerta Xavier Segura del Servicio de Estudios de Caixa Catalunya.

Menos competitividad.

Según el informe, parte de la caída puede explicarse porque no ha habido grandes operaciones de compra de empresas españolas y, por otro lado, por algunas ventas de paquetes de control accionarial en manos foráneas a inversores españoles (como la venta de los activos de Shell, los supermercados Ahold y el Banco Atlántico). En todo caso, estas operaciones explicarían el fuerte aumento de las desinversiones, que crecen un 142%, pero no así la caída de la inversión nueva.

Este descenso estaría causado por el alza del euro en los mercados internacionales frente al dólar y las monedas asiáticas (ancladas al billete verde) y por las tan reiteradas taras competitivas de la economía española. Según Segura, el problema es que “la economía española no tiene base para que la sustitución de la inversión hacia sectores más intensivos en alto valor añadido porque no se ha resuelto la transición de ser atractivos por costes laborales a serlo por infraestructuras, formación profesional y productividad”.

Pero, lo que se ha producido en realidad, es una huida de la inversión tanto productiva -especialmente en telecomunicaciones, el sector asegurador y el inmobiliario- como especulativa, lo que confirma “la atonía del comercio europeo debido a que el crecimiento de nuestros principales socios comerciales es muy moderado”, resume Raúl Mínguez, del Servicio de Estudios de las Cámaras de Comercio.

Fiel reflejo de este análisis es la inversión procedente de Europa. Destaca sobremanera la pérdida de recursos procedentes de Reino Unido, que el primer semestre del año pasado destinó 2.719 millones de euros hacia España, mientras que este año la IED sólo ha sido de 282 millones.

Menos graves, pero también importantes son las caídas de inversión emanada de socios tradicionales como Alemania, Francia, Holanda y Luxemburgo (ver gráfico superior). En la lado contrario de la balanza, aumenta levemente la inversión procedente de Estados Unidos y, sobre todo, la apuesta portuguesa por España.

Países de tránsito

Precisamente, el informe resalta la importancia de Luxemburgo como inversor en España, ya que es el segundo inversionista europeo tras Portugal, pese a su pequeño tamaño. A juicio de los técnicos del Ministerio de Industria, esta situación responde a que buena parte de las empresas estadounidenses que optan por España canalizan sus recursos a través del pequeño reino centroeuropeo gracias a las ventajas fiscales y societarias que les ofrece la administración luxemburgues

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