www.elEconomista.es
La dificultad de acceso a la financiación bancaria junto al esfuerzo de algunas marcas para ajustar los cánones de entrada de sus franquiciados y la proliferación de conceptos de negocio que requieren de un reducido espacio comercial y, en ocasiones, ni eso ha disparado la aparición de las franquicias 'low cost' en España. Un país en el que ya es posible franquiciar por 5.000 euros perfumerías de marca blanca, servicios de intermediación inmobiliaria, centros de estética, tiendas de golosinas, asesorías...
La persistencia de la crisis económica en España también se ha dejado notar en el sistema de franquicias . Pese a que su capacidad de adaptación ha quedado demostrada al mejorar sus cifras de empleo, establecimientos y redes entre los años 2008 y 2013, la franquicia ha tenido que incorporar a su baraja nuevas cartas con las que jugar a un juego en el que la financiación bancaria ha brillado por su ausencia en muchos casos y en el que los emprendedores han buscado con lupa inversiones reducidas para limitar sus riesgos.
Tendencias que han permitido que en España la franquicia low cost se haya hecho un hueco en muchos sectores en los que no se impone la necesidad de un local. Es el caso, por ejemplo, de las franquicias de informática, servicios de consultoría, inmobiliarios o administración de fincas que, según explica Eduardo Abadía, director gerente de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF), necesitan de un ordenador y de un teléfono para ponerse a funcionar, además de una inversión que puede oscilar entre los 5.000 y los 10.000 euros. La ventaja de este tipo de franquicias es doble: la inversión es asequible, por lo que no se impone la financiación ajena y, al no necesitar local para el almacenamiento de stock o de maquinaria, el ahorro del emprendedor, para el que la oficina puede ser su propia casa y la captación de clientes su principal actividad, es importante.
Además de esas categorías de actividad, Abadía señala que hay otras que, con algo más de inversión, entre los 10.000 y los 15.000 euros, también pueden echar a rodar, como las perfumerías de marca blanca, las vinculadas a servicios de intermediación inmobiliaria, los centros de estética y belleza o las tiendas de golosinas, entre otras.
Locales de pequeñas dimensiones
Todos estos negocios requieren de un local pero no precisamente de uno con grandes dimensiones comerciales. Más bien todo lo contrario, con locales reducidos de no más de 50 metros cuadrados a pie de calle o en un centro comercial, en los que tampoco escasean ahora los corners o las islas. Se trata de reducidos espacios que dan cobijo a franquicias especializadas en manicura, algunas de restauración con una oferta muy precisa o a algunas de complementos.
Eso sí, por muy bajo que sea el desembolso económico que necesita ese corner, kiosco, isla o carrito, en cuanto hay que pagar un espacio físico, la inversión inicial para acceder a una franquicia ya no es tan baja, según matiza Santiago Barbadillo, director general de la consultora de franquicias Barbadillo y Asociados. "En cuanto que haya que pagar un espacio físico en el que desarrollar la actividad, 5.000 euros de inversión inicial se me antoja muy poco dinero", apuntilla. En esta línea, Barbadillo comenta que la media del coste del canon de entrada está entre los 8.000 y los 10.000 euros y que, en cuanto hay un local en planta calle, es "difícil estar por debajo de entre 25.000 y 30.000 euros en esa inversión".
En este sentido, Miguel Ángel Oroquieta, socio fundador de la concultora T4 Franquicias , añade que "una buena franquicia low cost no es aquélla que simplemente es barata, sino la que ofrece un negocio en unas condiciones muy competitivas sin necesidad de recortar o suprimir elementos imprescindibles para la generación del negocio; la que aporta creatividad para generar el mismo valor añadido, sobre todo en el equipamiento, en el acondicionamiento, en las condiciones de suministro y, de haberlo, en el formato del local, y por lo tanto en la operativa y en los gastos generales del negocio.
Formación y apoyo
Independientemente del coste de arranque, Eduardo Abadía advierte de que además de la inversión, el interesado en abrir una franquicia ha de tener en cuenta qué le ofrece la cadena por ese importe: ¿formación inicial y continua?, ¿apoyo publicitario y de marketing? "Aunque la inversión sea reducida y asequible, no por ello hay que dejar de hacer estudios serios y rigurosos sobre la marca elegida y tener claro qué se ofrece a cambio de esa inversión". Un consejo en el que coincide también Santiago Barbadillo, para quién "la franquicia es una muy buena alternativa para el emprendedor, siempre que éste haga una buena elección del negocio que quiere franquiciar". Algo que en su opinión en España se hace muchas veces por pura intuición. "Antes de lanzarse a abrir una franquicia, hay que analizarse a sí mismo, ya que la falta de ese análisis es la causa principal del fracaso de una franquicia".
Sin embargo, para que un concepto pueda ser franquiciado, no sólo depende de la voluntad del emprendedor que quiere montar un negocio de esa enseña, sino de la del franquiciador. "La crisis ha provocado que el sistema de franquicias , en general, se haya reinventado y que hayan sido muchas las franquicias que hayan ajustado sus inversiones y cánones para adaptarse a las nuevas exigencias y demandas del mercado, y para seguir creciendo, que es la esencia de toda franquicia", explica Eduardo Abadía. "El ajuste en los costes iniciales no ha sido lo único que ha cambiado en el sistema: las cadenas también han diversificado y sacado al mercado nuevas líneas de negocio, se ha apostado más decididamente por la internacionalización o por nuevos canales de venta como las redes sociales", concluye el director gerente de la AEF.