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Es casi una misión imposible escapar del correo electrónico, los mensajes de texto, los whatsapp y las llamadas impertinentes. Vivimos conectados, llevamos la oficina en el bolsillo incluso cuando escapamos unos días de vacaciones. La cuestión, aunque nos cueste creerlo, no es estar conectado o no, sino preguntarnos a qué lo estamos.
En realidad el conflicto aparece cuando una de las esferas de tu vida –la personal o la profesional– se siente amenazada por la excesiva interacción que puede llegar a existir con la otra. Una situación que salta a la vista en época estival, cuando el ritmo que imponen las vacaciones choca con la rutina a la que estamos acostumbrados y a algunos les cuesta hacerse a la idea de que, por unos días, hay que desintoxicarse del frenesí laboral.
Según los estudios, al menos el 60% de los españoles no desconecta de su trabajo durante el verano. Para José Manuel Casado, presidente de 2C Consulting, lo que nos impide desconectar "somos nosotros mismos y nuestra propia responsabilidad personal; la exigencia de la empresa para la que trabajamos; un jefe sin vacaciones o demasiado severo; y la nomofobia, es decir, el miedo irracional a estar sin móvil o vivir desconectado".
Las gestiones previas a la partida suelen, asimismo, provocar bastante estrés. No es para menos. Muchos profesionales viven permanentemente pendientes de sus correos, mensajes y temas laborales inacabados. En este sentido, un buen profesional no debe irse de vacaciones con cargo de conciencia por haber dejado alguna tarea a medias. Si buscas disfrutar de unos días alejado del mundanal ruido de la oficina, aprovecha los últimos días de trabajo para resolver temas en curso u organizar la manera con la que se gestionarán las tareas durante tu ausencia. Para poder desconectar, en definitiva, es necesario estar sereno y no arrastrar una mala conciencia por haber dejado algún asunto sin resolver.
Casado opina que la clave en esta nueva era reside en la autocrítica: "Los profesionales deberían comenzar a conocerse para ser capaces de autogestionarse, pues la mayor complejidad de los trabajos y los avances tecnológicos nos llevan a una sobreactividad caracterizada por el uso de ordenadores, iPhone, iPad y correos electrónicos las 24 horas del día, los siete días de la semana".
Tiempo de descanso
Apagar el ordenador, colgar el cartel de cerrado por vacaciones y dejar el bolígrafo sobre la mesa no es sencillo. Son muchos los profesionales que no saben poner distancia entre la vida personal y la profesional. Hay, asimismo, quienes reparten sus días libres en pequeñas dosis para no desvincularse del todo de la oficina. Y eso que "se tardan unos diez días en desconectar del todo", desvela Paco Muro, presidente de Otto Walters. Es decir, si apenas te coges una semana de vacaciones no habrás descansado del todo del estrés laboral.
De ahí que "desde el día diez hay que tener, al menos, una semana más de vacaciones para percibir la sensación de que aún queda mucho para volver. Todo lo inferior a quince días se procesa como un puente largo y no se alcanza el reposo mental y emocional adecuado para recargar pilas", advierte Muro.
Montse Ventosa, presidenta de la Fundación Truthmark, no cree que exista un tiempo mínimo determinado de descanso, pero recuerda que no desconectar del trabajo puede acarrear consecuencias: "Puedes sufrir la paradoja del rendimiento, por la que, a pesar de estar todo el día conectado al trabajo a expensas de tu vida familiar, tienes un rendimiento más bajo de lo que deberías. También te expones a desgastar tus relaciones personales y a no dedicarte tiempo a ti mismo e inhibir el crecimiento personal. Todo esto desemboca en una desaceleración profesional".
Casado también señala los efectos físicos de no dejar los problemas de la oficina aparcados durante unos días, entre los que destaca "el estrés, el insomnio y los cuadros psiquiátricos como la ansiedad o la depresión. Además de que no desconectar también perjudica la productividad".
Pero igual de dañino es no saber dejar al margen el trabajo por unos días como desconectar en exceso. Aquellos que se pasan hasta cinco semanas de vacaciones pueden sufrir lo que ya se conoce como síndrome posvacacional, y a la vuelta les costará más tiempo del debido ponerse al día. Los expertos recomiendan dedicar los días previos al regreso para hacerse a la idea e ir tanteando las tareas que te estarán esperando a tu regreso.
En todo caso, descansar y disfrutar de unos días alejado del trabajo siempre ayuda. A pesar de los numerosos instrumentos con los que podemos permanecer conectados.