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Muchos directores financieros siguen considerando la eficacia de su departamento de tributación desde la perspectiva del Impuesto sobre Sociedades y no tanto desde el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). Así, un 59% de las empresas no tiene indicadores acordados con su dirección de impuestos para medir el IVA, frente a un 69% en 2012. Ni siquiera las grandes empresas tienen este tipo de medidas, según reconoce un 51% de ellas.
Así, el 83% de los encuestados (frente al 77% en 2012) no cuenta con objetivos de rendimiento vinculados al IVA que sean visibles y significativos para el director financiero. En la actualidad, teniendo en cuenta que los Gobiernos se centran en impuestos calculados en función del consumo en lugar de sobre los beneficios, los directores financieros deberían analizar cómo las empresas gestionan estos impuestos, según se estima en las conclusiones de la tercera edición anual del estudio de KPMG titulado Benchmark Survey on VAT/GST (estudio de referencia sobre IVA), basado en una encuesta realizada a 249 responsables de fiscalidad de 24 países a nivel global.
Los encuestados dicen que la mayoría del tiempo que dedican sus especialistas a la gestión del IVA se destina a la preparación de las declaraciones (28%), seguido de proporcionar asesoramiento a la empresa y el destinado a los procesos, sistemas y tecnología. No existen diferencias en las respuestas con respecto al tamaño de la empresa. De hecho, la encuesta indica que el 42% del tiempo se destina a la gestión de cumplimiento con la Administración tributaria (preparación de declaración, proceso, sistemas y tecnología). Al asesoramiento y la planificación tan sólo se destina un 34%, lo que sugiere que los equipos tributarios cada vez están más centrados en los aspectos prácticos de la gestión del impuesto, en lugar de sobre el valor la creación de lo que es consistente con la métricas mencionadas anteriormente.
Los tres parámetros más importantes que el director financiero utiliza para medir la eficacia del departamento de impuestos muestran una continuidad con los criterios mantenidos en 2012, que mayoritariamente pasan por atender a la tasa efectiva de impuestos (en general el 31%, y entre las grandes empresas, un 30%); presentación oportuna y precisa de las declaraciones de impuestos (en general el 22%, aunque sólo en un 18% para las grandes corporaciones); y la minimización de intereses y multas (en general en torno al 17% de los entrevistados, que se sitúa en un 15% entre las grandes).
Impuestos indirectos en aumento
"Los impuestos indirectos, IVA (impuesto sobre el valor añadido), IBS (impuesto sobre bienes y servicios), impuesto sobre las ventas, sobre el consumo, etc. han venido para quedarse. Cada vez son más las jurisdicciones que van a seguir adoptándolos; se ampliará el alcance de muchos de los que ya se aplican y continuarán aumentando los tipos impositivos mundiales", señala Natalia Pastor, socia del Área de Impuestos Indirectos de KPMG Abogados.
Así, el estudio muestra que las entidades aún no están preparadas para gestionar adecuadamente los impuestos indirectos en cuanto a necesidades de recursos humanos, procesos y tecnología se refiere. El 64% de los directivos encuestados afirma no tener un responsable global de IVA. Es más, se ha encomendado a dichos directivos la tarea de lograr hacer más con menos recursos.
Al examinar cómo las empresas aseguran sus procesos y controles en el desarrollo de su negocio, el método más popular es la autoevaluación de control interior (76%); seguido de la auditoría del departamento de impuestos (46%) y la auditoría interna (40%). Las grandes empresas informan de que la auditoría interna tiene una mayor dependencia del departamento tributario que en las pequeñas (66% frente a 58%, respectivamente), lo que sugiere que las empresas más grandes son potencialmente más eficaces en la obtención de apoyo a la auditoría interna.
En 2013, además, ha disminuido el número de empleados dedicados a gestionar el IVA a tiempo completo (21% en 2013 frente al 26% en 2012). Dada la magnitud de IVA que manejan las entidades globales, se están desaprovechando oportunidades significativas para la gestión de riesgos, mejora de los flujos de efectivo y reducción de costes.
El 37% es responsable del IVA a escala global, regional o nacional. El 21% es responsable del área fiscal. El 33% de los participantes trabaja en empresas con una facturación anual superior a 20.000 millones de dólares estadounidenses. El 80% de los participantes trabaja en empresas con una facturación anual superior a 10.000 millones de dólares estadounidenses. Los participantes proceden de una amplia variedad de sectores, entre ellos el sector bancario (12% de ellos).
El número de puestos a tiempo completo empleados para gestionar el IVA se mantiene, un año más ,en cero para el 21% de los encuestados (frente al 26% en 2012). Sólo un 6% revela que tienen más de 41 empleados a tiempo completo para gestionar el IVA y, un pequeño, pero notable, 10% de los encuestados no revela cuántas personas dedicadas en exclusiva a este impuesto tienen designadas, lo que se eleva al 15% en las grandes corporaciones empresariales.
En el ejercicio 2013, el 58% de los encuestados revela que el IVA tiene un impacto financiero negativo en su negocio, frente al 51% que lo reconocía en 2012, mientras que un 19% indica que en sus negocios el efecto es positivo frente a un 23% que soportaba este impacto financiero en el ejercicio pasado. Este cambio en las tendencias muestra que el IVA está dejando sentir un fuerte aumento de su presión.
Sólo se calcula el neto
Para muchas empresas, grandes y pequeñas, el IVA se ha convertido en el mayor flujo de efectivo, después de las ventas y los costes de las mismas, pero es necesario tener en cuenta la complejidad que conlleva determinar el verdadero impacto que el IVA tiene sobre el dinero en efectivo de una empresa. A menudo, las empresas se centran únicamente en el cálculo del IVA neto que se paga a la Administración tributaria, pero se ignoran las cantidades significativas que entran y salen a diario de los negocios, como ocurre, por ejemplo, con los recibos de los clientes y los pagos que se efectúan a los proveedores.
Un dato positivo es que hay un ligero cambio hacia una mayor responsabilidad por parte de los departamentos fiscales sobre el IVA. El año pasado, el 51% de los participantes señaló que su departamento fiscal se responsabilizaba totalmente de este impuesto, frente al 55% registrado este año. Entender claramente quién es el responsable en materia de IVA en una entidad constituye el punto de partida para una gestión eficaz de dichos impuestos.
Salvo en Europa, Oriente Medio y África (EMA), más del 50% de los participantes no ha identificado los riesgos clave del IVA en su entidad. En el caso de las empresas que han identificado los riesgos clave y aplican procesos y controles para gestionarlos, entre el 16 y el 23% de los participantes de esta región considera que su capacidad para gestionar estos riesgos es deficiente. "Los directores generales (CEO), directores financieros y responsables del área fiscal manejan una gran responsabilidad en materia de riesgos fiscales, que va desde áreas como la regulación y el cumplimiento normativo hasta cuestiones como la transparencia y la moralidad en materia fiscal. No obstante, las entidades deberían reconocer que los Gobiernos están adoptando una actitud cada vez más agresiva en la recaudación de impuestos indirectos que son tan importantes para los presupuestos fiscales", comenta Natalia Pastor.
A pesar de que el IVA suele ser la tercera fuente de efectivo más cuantiosa que gestionan las empresas, después de las ventas y el coste de ventas, el estudio muestra que se asignan muy pocos recursos para una gestión eficaz. "Creemos que aumentar la atención y la inversión dirigidas a esta área permitirá a las entidades gestionar los riesgos con mayor eficacia, mejorar los flujos de efectivo y reducir los costes finales", concluye la socia de KPMG.
Las empresas han visto elevarse la adopción de medidas para dotar a sus empresas de un enfoque regional, lo que supone un reflejo de los cambios significativos en las tarifas de este tributo, lo que lleva a analizar los riesgos asociados de una manera conjunta.
Este año, quienes responden que tienen un director tributario para el IVA, son un 85% en Europa, Oriente Medio y África; el 46% para América del Norte; un 40% en Asia y Pacifico y un 32% en Latinoamérica. En términos relativos, la mayor parte de las empresas siguen un patrón similar, pero tienden a tener un mayor enfoque en América del Norte (61%), Asia y Pacífico (45%) y Latinoamérica (39%).
El número de especialistas en la tributación del IVA es casi el doble entre las empresas residentes en Europa, Oriente Medio y África que para América del Norte y bastante mayor y más significativa con respecto a Asia y Pacífico y Latinoamérica. Dada la antigüedad de los sistemas de IVA en Europa, no es de extrañar que estas tasas sean superiores en esta zona que en el resto de las regiones analizadas por el estudio de KPMG. Sólo el 15% de los recursos se pueden encontrar enclavados en la zona de África Pacífico y un 8% en Latinoamérica. La expectativa de las empresas, no obstante es al crecimiento.
Supervisión globalizada
En 2012, de los encuestados con un responsable de IVA Global, sólo el 26% tenía visibilidad en las declaraciones preparadas a nivel de país local. Este año la visibilidad ha aumentado hasta el 35 de las grandes empresas. Este incremento supone que las sociedades están invirtiendo en recursos tecnológicos para permitir una supervisión adecuada y la coordinación entre las sociedades de los diversos países. Sin embargo, como las legislaciones de IVA son tan cambiantes, el porcentaje de supervisión global sigue manteniéndose bastante más bajo de los que sería deseable. Los técnicos de KPMG a la vista de estos datos concluyen que todavía hay un largo camino por recorrer para lograr una gestión efectiva del IVA.
Para los encuestados que tienen identificados los riesgos regionales del Impuesto, una alentadora mayoría reconoce que cuenta con procesos y controles para evitarlos. Los resultados son similares para todos encuestados, incluidas las empresas más grandes.
Sin embargo, salvo en la zona de Europa, Oriente Medio y África, un 50% de los representantes de encuestas entrevistados no había identificado estos riesgos.