EXPANSION
El pesimismo acompaña a la actividad emprendedora, y más en tiempos de crisis. La cultura de creación de empresas nunca ha sido fuerte en España, y si a esta característica se añade la excesiva burocracia, un marco legislativo laboral poco flexible, la dificultad para acceder al crédito y una escasa tolerancia al riesgo y al fracaso, la necesidad de poner en marcha negocios y de generar empleo se diluye. Este caldo de cultivo desincentiva a los emprendedores extranjeros que buscan una oportunidad fuera de su país: en 2011, un 9% de foráneos tenía en mente abrir un negocio en territorio español; este año, la cifra se ha reducido al 6,2%, de acuerdo con el informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM). François Derbaix, inversor de negocios en Internet, considera que “la realidad muestra que ya casi no vienen emprendedores extranjeros, y los españoles salen fuera”.
Juan José Güemes, presidente del Centro Internacional de Gestión Emprendedora de IE Business School, enumera una serie de cuestiones que España debe mejorar para aumentar su atractivo: desarrollo del capital riesgo, menos burocracia, leyes más estables y flexibles, y ciertos ajustes en la tributación, especialmente, en stock options. Pero sobre todo, cree necesario que España se abra al talento para atraer inversores: “Algunos extranjeros con formación y recursos, y que provienen de las mejores escuelas quieren quedarse, pero no pueden porque no les damos el visado. Los emprendedores europeos lo tienen fácil, pero no así los de Estados Unidos, Shanghai o Israel”.
¿Cómo puede España atraer a nuevos empresarios de otros países?
Se puede completar la lectura en:
http://www.expansion.com/2012/09/12/empleo/emprendedores/1347473475.html?a=e0313ed9648fce988f06392aebe46d31&t=1347604897