Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres (PAEM)

Descubre la cara 'B' de la Ley de Emprendedores

11/11/2013

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Todo buen disco tiene canciones que desafinan. También las leyes cuentan con su letra pequeña: detalles que no convencen a los destinatarios. Y la norma dirigida a los nuevos empresarios no iba a ser una excepción.

Dijo una vez Otto von Bismarck, el canciller alemán, que con las leyes pasa como con las salchichas: es mejor no ver cómo se hacen. Sin embargo, emprendedores y autónomos no pueden sino hacer oídos sordos a esta recomendación, porque su Ley tardó en llegar y, para algunos, vino con letra pequeña que analizar con detenimiento.

La norma, que fue adoptada por el Congreso de los Diputados el pasado 19 de septiembre, sienta las bases para fomentar la creación de empresas pero, como apunta Pilar Andrade, presidenta de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (Ceaje), “tiene carencias que resolver”. Para Andrade, “hay una burbuja en torno al emprendedor como salvador de la situación económica, cuando lo cierto es que cada vez hay más fracasos y proyectos con muchas posibilidades que se ven obligados a cerrar debido a la falta de apoyo financiero”.

Precisamente el aspecto financiero es uno de los puntos en los que cojea la Ley, según los expertos consultados. Celia Ferrero, vicepresidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), cree que es uno de los mayores problemas a los que, sin embargo, no se le da una verdadera solución. “La norma se queda corta. En la Ley se tratan temas como la internacionalización o las deducciones fiscales para business angels, pero en realidad existen pocas medidas dirigidas a los autónomos cuando la mayoría de los profesionales que elige el autoempleo como forma de vida laboral se constituye como autónomo y no como sociedad”. Una de las quejas de los potenciales beneficiarios de esta Ley es que se mezcla en el mismo saco a distintas figuras: emprendedores y autónomos, con distintas necesidades y exigencias. Así, una de las medidas más aplaudidas por los autónomos, la tarifa plana de 50 euros, es una ventaja de la que no se pueden aprovechar los que emprenden a través de una sociedad; mientras que los puntos relativos al fomento de la internacionalización es un rasgo característico de las start up.

Jaime Pla, director general de SUOP, primer operador de telefonía móvil basado en el consumo colaborativo, cree que la norma es un paso en la dirección correcta “pero no es la panacea”. Además, como apunta Manuel Balsera, emprendedor y business angel, “no se destacan los sectores críticos y objetivos de empleo, fases y acompañamientos. Por otro lado, podría haber servido de instrumento para fomentar el intraemprendimiento en empresas ya consolidadas, el apoyo fiscal a las spin off, y otros tantos asuntos relacionados con la creación de negocios”.

Demandas hay muchas y llegan desde todas las voces que dibujan el mundo emprendedor. Estas son algunas de las más comunes:

Tarifa plana

Según Pla esta medida trata de limitar las barreras de entrada a un perfil emprendedor joven y con menos recursos para el que sí existe una gran diferencia entre una cuota de autónomos de 300 euros y una de 50. “Lo veo como una deuda con la llamada generación perdida”, dice. El único pero que le pone este emprendedor es que “la tipología de nuevos empresarios es muy variada y para un perfil más sénior, con experiencia, que tenga en torno a los 40 años y cuente con capacidad para poner en marcha un proyecto más ambicioso, esta medida es irrelevante”.

Félix Aguado, presidente de Augeo Consulting Group, es más tajante en su opinión: “yo diría que está más cerca de ser un parche que una verdadera medida efectiva desde el punto de vista del ahorro de costes. En ese sentido, en la Ley faltan incentivos especiales para la contratación de empleados”. Este tipo de ayuda es la que también echa en falta Andrade. En concreto, la presidenta de Ceaje denuncia que “el coste fiscal que el empresario tiene que asumir por la contratación de personal es el más alto de Europa. En muchos casos las cuotas que deben abonar suponen el 50% del salario del profesional”. Circunstancias que hacen que los emprendedores se lo piensen mucho antes de ampliar plantilla. Andrade cree que si se propusieran reducciones serias como, por ejemplo, liberar al empresario del pago de las cuotas a la Seguridad Social durante el primer año de contrato de un nuevo trabajador el número de empleos crecería.

Pero la presidenta de Ceaje va más allá y considera que esta medida no fomenta la contratación e, incluso, la califica de “perversión para la microempresa”, ya que, en algunos casos, sobre todo los jóvenes que se han dado de alta bajo esa modalidad, no contratan personal porque de hacerlo perderían la tarifa. “Por eso decimos que la tarifa plana son los minijobs de este país”. Pese a las críticas, la tarifa plana ha sido, para muchos, un buen motivo para lanzarse a poner en marcha su idea de negocio. Ferrero advierte de que nunca hay que tirarse a la piscina sin comprobar que hay agua. Es decir, nunca se debe crear una empresa sin tener un plan de negocio.

Financiación

Otro de los desatinos que los expertos observan en la Ley se refiere al aspecto de la financiación. Balsera cree que, a pesar de que se amplió de 20.000 a 40.000 euros el límite máximo de deducción para los business angels que invirtieran en empresas de reciente creación, estos incentivos son insuficientes para el nivel de riesgo que asumen los inversores. Por eso defiende la creación de nuevas sociedades de inversión en emprendimiento con bonificaciones fiscales y estructuras de capitalización más accesibles para potenciales financiadores.

Carlos Ramos, director de relaciones institucionales y desarrollo de negocios de Avalmadrid, opina que es necesario abrir el abanico de alternativas de financiación. “Tradicionalmente en España el capital se busca en recursos propios y en las entidades bancarias. Sin embargo, existen muchas otras alternativas que el emprendedor de a pie desconoce”.

Entre las medidas que habría que perfilar incluye la regulación de las inversiones de los business angels, las condiciones de los préstamos participativos y la participación de sociedades de garantía recíproca. Además, recuerda que fenómenos recientes como el crowdfunding ni siquiera se contempla en el texto.

Ferrero, por su parte, cree que en el caso de los autónomos sería necesaria una proporcionalidad entre las cuotas que pagan y los ingresos que perciben a través de su actividad. “No tiene sentido que uno pague un plazo de 259 euros cuando sus rendimientos no superan los 1.200 euros; y otro que gana 4.000 al mes pague la misma cantidad”.

La presidenta de Ceaje también propone introducir medidas fiscales que fomenten la autofinanciación empresarial. Por ejemplo, reducir el tipo de gravamen aplicable a los beneficios no distribuidos.

Burocracia

El papeleo es uno de los eternos caballos de batalla con los que tienen que lidiar los emprendedores. Andrade considera que se deberían introducir mecanismos que favorezcan la simplificación normativa, como la ampliación del ámbito del silencio administrativo. A menudo, cuando un emprendedor acude a la administración con el fin de solicitar un permiso para comenzar a operar, los plazos no están definidos y tiene que esperar sine die la autorización con la consecuente demora de la puesta en marcha del proyecto. Mientras que si el silencio administrativo se considerara como una aprobación, los trámites se agilizarían. “En el fondo, se ha desaprovechado la oportunidad para establecer un sistema efectivo de coordinación entre la Administración general del Estado, las comunidades autónomas y las entidades locales en el ámbito del apoyo al emprendedor”.

Aguado también apunta como freno de la Ley que aunque se contempla la posibilidad de renegociar extrajudicialmente las deudas a través de un mediador, en realidad esta medida choca con la insuficiente legislación concursal española que no favorece la continuidad de la empresa en concurso.

En general, todos los expertos consultados coinciden en que en esta Ley de Emprendedores falta un capítulo dedicado a la lucha contra la economía sumergida. Uno de los problemas más enquistados en la sociedad española que urge que se tomen medidas concretas para propiciar su afloramiento y regulación. El directivo de Avalmadrid no cree que sea necesario castigar la pluriactividad, sino facilitar la regularización de las distintas actividades que pueda desarrollar un empresario. Asimismo, comenta que echa en falta el apoyo al crecimiento empresarial, porque “la mayoría de las medidas van destinadas a la creación de nuevos negocios, pero es fundamental incentivar el desarrollo y expansión de las pequeñas empresas, ya que de lo contrario muchas de ellas se pueden malograr”.

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