Los datos del paro tienen nombre de mujer
28/07/2005
Expansión & Empleo
La negociación de los convenios colectivos es la clave contra la desigualdad en el empleo femenino.
El problema de la mujer para acceder a un puesto de trabajo es una realidad. Así lo evidencian las últimas encuestas con un número de mujeres paradas de 1.227.800. Estos son hechos, y contra hechos no deben servir las justificaciones.
El Ministro de Trabajo no puede acabar con esta desigualdad, que no sólo afecta a la imposibilidad de obtener un puesto de trabajo, sino de mantenerse en el mismo. Por eso, también para las mujeres son los índices más elevados de temporalidad en la contratación y de precariedad laboral. Y es que la dirección por la que este Gobierno conduce el desempleo, no es la adecuada. Ahí están los resultados.
Si las mujeres queremos incorporarnos al mercado laboral en igualdad de condiciones, necesitamos políticas transversales como la Ley de Dependencia, o potenciar la conciliación de la vida laboral y familiar.
No valen las tratados de buenas intenciones, sino realizar actuaciones efectivas que corrijan la realidad que lleva a tantas y tantas mujeres a hacer prevalecer sus roles de madre y cuidadora de personas dependientes, a tener que optar entre su familia y su empleo. El 12 por ciento abandonaron por este tema su trabajo el pasado año.
¿Dónde están esas 300.000 plazas de guarderías cercanas, esos centros de día, esas residencias para personas no válidas, esas ayudas fiscales por el segundo y tercer hijo? ¿Por qué se congelan las bonificaciones a la contratación indefinida a mujeres? De nada sirve cruzarse de brazos y dedicar buenas palabras en días de aniversarios mundiales.
En estos momentos, el diálogo social es muy importante. Empresarios u sindicatos tienen un papel protagonista. La negociación de los convenios colectivos es la clave para introducir en las empresas las medidas que corrijan las desigualdades en materia de desempleo femenino, primando la retribución por objetivos frente a la permanencia en el puesto de trabajo.
Además, todas las administraciones tendrán que reconocer el esfuerzo de estas empresas "socialmente responsables" que colaboran en la conciliación efectiva.
Cambiemos de rumbo dando respuestas, ataquemos la raíz del problema y evitemos que hoy en día el peso y la responsabilidad de la familia siga recayendo en la mujer.
Liberémosla para que pueda ser madre, esposa, hija, y trabajadora, y veremos como avanzamos en la igualdad. Es necesario cambiar lo que no funciona, de lo contrario, continuaremos con un viaje a ninguna parte y las estadísticas de paradas seguirán teniendo, cada vez más, nombres de mujeres.
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