El Economista
El turismo se ha convertido en uno de los sectores más estimulantes para los entornos rurales desde el punto de vista económico, y uno de los principales frenos a la despoblación. Más allá de la oferta de alojamiento y restauración, el turismo activo se ha convertido en un nicho de oportunidades laborales y una garantía para retener a los más jóvenes.
No hay un único modelo de empresa de turismo activo, se consideran tales aquellas dedicadas a promocionar, de forma habitual y profesional, actividades turísticas de recreo, deportivas y de aventura, que implican una participación activa por parte del usuario, mediante una tarifa económica y con la naturaleza como escenario. La normativa distingue dos tipos básicos: las que organizan actividades y participan en ellas, pudiendo alquilar o no los equipos o el material necesarios para su realización; y las que exclusivamente alquilan el material para la práctica de estas actividades.
El perfil de estos emprendedores
Hay dos perfiles básicos para llegar a este tipo de negocios: el del emprendedor que vive en el entorno rural, conoce el medio y parte con una infraestructura básica (terreno, casa o granja, caballos) además de experiencia; o el del emprendedor ajeno al entorno físico pero con experiencia empresarial que quiere cambiar de vida y encuentra en el campo un nicho con un enorme potencial económico. En ambos casos los emprendedores pueden acceder a un campo abonado en el repertorio de incentivos, desde formación subvencionada o bonificada para la gestión de este tipo de negocios hasta subvenciones y ayudas para su puesta en marcha, para el acondicionamiento de las instalaciones o para la compra de equipamiento, además de exenciones fiscales. Hay planes específicos de la Unión Europea, como el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), además de los planes autonómicos y locales desarrollados a través de la Red Española de Desarrollo Rural (REDR).
Registro y licencias
Pero el hecho de contar con el apoyo de las instituciones no significa que la puesta en marcha de este tipo de negocios no resulte compleja desde el punto de vista administrativo. De hecho, a los trámites y requisitos ordinarios de creación de una empresa hay que sumar algunos específicos; el primero, conseguir la Licencia de Turismo Activo e inscribirse en el Registro de Empresas y Actividades Turísticas de cada comunidad autónoma.
Las licencias se pueden solicitar todo el año, se tramitan en el Servicio de Ordenación Turística u organismo correspondiente de cada comunidad, y las resuelve la Consejería de Economía y Empleo. Los requisitos, aunque pueden variar de una comunidad autónoma a otra, básicamente son: disponer de un local que cuente con licencia municipal de apertura, contar con un seguro de responsabilidad civil, contar con un seguro de asistencia o accidentes, los equipos y el material de que disponga la empresa tiene que estar homologado por los organismos competentes y contar con suficientes monitores o guías para desempeñar la actividad, requisito que no es exigible a las empresas que se dediquen exclusivamente al alquiler de material. Por último, en caso de ser necesarios monitores o guías, deberán disponer del título de técnico deportivo o técnico deportivo superior o de la modalidad específica.
En algunos casos, cuando se acredite una formación específica deportiva distinta a la titulación académica oficial, deben acreditar formación práctica. Además, en algunas comunidades autónomas, como Aragón, los monitores, guías o instructores necesitarán el título de socorrista o curso de primeros auxilios en función de la actividad: acuático (expedido por las federaciones nacionales o autonómicas de salvamento); o general (expedido por la Cruz Roja Española).
Ubicación, alianzas e inversión
El punto de partida, y la clave, es elegir -o contar con- la ubicación adecuada. Un lugar con atractivo para atraer visitas, cercano a zonas donde se puedan practicar varias actividades de ocio y deportivas. Además, conviene establecer alianzas con alojamientos de la zona.
La inversión para este tipo de negocios se mueve en una horquilla extraordinariamente amplia en función de la naturaleza de la actividad y los equipos que se precisen. Para minimizar la inversión inicial es imprescindible hacerse con una buena cartera de proveedores de equipos y material, y recurrir al leasing o renting de equipos. Muchas de estas actividades son estacionales, por lo que también conviene contar con una cantera de monitores de tiempo libre y técnicos deportivos para su contratación en periodos concretos en función de la actividad.