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Los bancos han abierto una guerra para conceder créditos a las pymes. Las entidades han concluido la etapa de cierre del grifo, tras más de cinco de sequía por la crisis y la elevada morosidad. Ahora, los tiempos han cambiado y el sector necesita recuperar actividad y rentabilidad con la que sostener su cuenta de resultados después del mayor proceso de reconversión.
Sólo cinco de los principales bancos se comprometen a dar este año más de 82.000 millones al tejido empresarial de nuestro país, compuesto por pymes, autónomos, comercios y emprendedores. La inversión nueva en este segmento crecerá en algunos casos un 50 por ciento, como en el Sabadell, o un 24 por ciento en el Santander sólo en pequeñas compañías.
Fuentes del sector indican que el conjunto del sistema regará con más de 160.000 millones a este colectivo en 2014. El ejercicio pasado, el montante de financiación nueva se situó en el mínimo de 134.425 millones. Pese al aumento que se experimentará, la producción se quedará por debajo de los niveles registrados en 2011.
Sin problemas de liquidez
La batalla por las pymes y los autónomos llega en un momento en que la liquidez ya no es un problema en el sistema y, por tanto, las entidades cuentan con recursos para poder financiar la economía. De ahí, que hayan zanjado definitivamente la lucha por la captación de depósitos, que en los últimos años ha dañado sus márgenes operativos.
Además, se inicia en un cambio económico en nuestro país. Los bancos pretenden aprovechar la incipiente recuperación para elevar la base de clientes con los que poder vincular en el futuro nuevos productos con la intención de armar las cuentas de resultados de los próximos ejercicios. Por ejemplo, el Santander tiene previsto elevar en 61.000 clientes el colectivo de pymes para las que dispondrá de casi 32.000 millones de euros, mientras que Caixabank quiere sumar 200.000 autónomos y micropymes en dos años. Para ello, esta última, ha lanzado una campaña con los primeros 2.000 millones de préstamos preconcedidos. La cuantía a lo largo del año podría oscilar entre los 10.000 y 15.000 millones, dependiendo del éxito cosechado.
Estas iniciativas, según han resaltado diferentes responsables de las entidades en unas jornadas organizadas por Deloitte y ABC, responde a que la demanda solvente se ha incrementado sustancialmente.
Pero, sobre todo, obedece a la necesidad de los bancos de mejorar sus rentabilidad. Los créditos a empresas y pymes dejan un mayor margen, por unos tipos de interés mucho más elevados, un riesgo menor por unos plazos de vencimiento cortos y unas comisiones más altas por los servicios y productos que contratan adicionalmente.
La pretensión es ir cambiando el mix de su cartera, dando cada vez más preponderancia a este tipo de préstamos en detrimento del hipotecario, mucho menos rentable, sobre todo ahora que los tipos de interés oficiales están en mínimos históricos y la compra de viviendas es bien escaso por la crisis y el números de desempleados.
Además, la actividad ha menguado sustancialmente con el cierre del grifo. El stock crediticio del sector ha bajado un 22 por ciento, con lo que la capacidad de generación de ingresos se ha desplomado.
Aún así, el foco no es único hacia las empresas, principalmente pymes. Las entidades luchan también por la financiación al consumo y las hipotecas para rentas medias y altas.
En el Gobierno están convencidos de que en breve la concesión de créditos tendrá efectos muy positivos sobre la economía. "Se notará en la calle pronto", consideró el secretario de Estado de Economía, Fernando Latorre.
Planes
La concesión estará muy lejos de la época precrisis, que los banqueros sostienen que nunca volverá o, al menos, tardará mucho tiempo. La entidad más agresiva en la batalla en que se han enzarzado es el Santander. Pero todas van a centrar sus esfuerzos en arañar cuota a sus rivales en el tejido empresarial, para lo que están reorganizando sus redes comerciales y están incrementando sus gestores específicos en este negocio.
Las nacionalizadas también. Bankia pretende destinar en torno a 12.000 millones de los 15.000 millones de préstamos nuevos a pequeñas compañías y autónomos, es decir, sobre el 80 por ciento del total. El año pasado ya dirigió a este segmento este mismo porcentaje.
Más inversión destinará el Sabadell, unos 15.000 millones, aunque en su caso incluye todo tipo de empresas, según su plan.