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En octubre se celebró en Madrid la Spain Startup & Investor Summit, a la que se presentaron más de 2.000 proyectos, de los que 10 se llevaron premio. Sobre esta muestra, los organizadores, Spain Startup e IE Business School, dibujaron el mapa del emprendimiento en España: un 77% eran hombres, y un 23%, mujeres; el 40% tenía entre 25 y 34 años, casi la mitad contaba con un posgrado y el 68% se entregaba a tiempo completo a su aventura. El 20% de los negocios emergentes participantes estaban relacionados con Internet y servicios web, el 92% se encontraban en fase de desarrollo y uno de cada tres no había cumplido el año de vida. Y aun así, aunque pueda parecer que todavía les queda todo por hacer, para llegar hasta aquí, estos emprendedores han recorrido un largo camino, han tenido que formarse, trabajar muy duro. Porque ¿cómo aprende uno a ser emprendedor?, ¿qué competencias son necesarias?, ¿cómo se hace un plan de negocios, o se consigue financiación?, ¿cómo se encaja el error, el fracaso? En definitiva, ¿dónde acudir?
En España existen distintas oportunidades para acelerar o lanzar start-ups, desde universidades, fundaciones, empresas, pero de una manera poco estructurada, según observa Luis Miguel Olivas, responsable del programa Think Big España de Fundación Telefónica, de emprendimiento social. “Es una especie de boom, corremos el riesgo de saturar el mercado”, advierte. Incluso la televisión le ha visto el filón. Tele 5 emitió Código emprende, y Cuatro, Incubadora de negocios. Pero a la hora de la verdad, “los jóvenes no cuentan con la información suficiente sobre los recursos, no hay un sitio al que puedan acudir para obtener una visión general”, echa en falta. Buscan en Google y se presentan a una convocatoria sin saber siquiera si les conviene. Se obsesionan con la financiación, “se inscriben en programas que dan más dinero pero también son para gente más preparada, y ellos no lo están”, concluye. En los estadios iniciales, lo importante es formarse y armar bien los mimbres.
Olivas defiende un itinerario desde cero: primero la idea, hasta que esa idea se pone en modo proyecto, y después, sí, se expande. En el caso de Telefónica supondría pasar primero por Think Big, después por un Talentum y terminar en un programa Wayra, que es un acelerador de start-ups. Es solo un ejemplo. En realidad se puede ir avanzando mediante la ayuda de diferentes mecenas, incluidos Gobiernos autonómicos y Ayuntamientos, que anuncian formación y apoyo para quienes emprenden. Fundación Repsol o BBVA llevan adelante iniciativas de éxito. El premio para los 17 ganadores de La Caixa es Silicon Valley, la cuna del emprendimiento. La Fundación José Manuel Entrecanales impulsa desde 2013 el programa Emprende tus prácticas, una iniciativa que fomenta el espíritu emprendedor de los universitarios a través de prácticas de formación remuneradas en start-ups. Olivas apuesta por alianzas entre instituciones, para ser capaces de presentar una oferta lo más conjunta posible. En todo caso, “al final de la escalera estarían los inversores”, insiste.
La Escuela de Empresarios EDEM de Valencia lleva un par de cursos impartiendo el grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE)-Emprendedores; Juan Roig, presidente de Mercadona, es uno de sus profesores. El Instituto de Iniciativa Emprendedora de ESADE participa de forma transversal en los programas ejecutivos, MBA y universitarios de la escuela de negocios. Start-Up Programme es un proyecto internacional de la organización educativa Junior Achievement dirigido a jóvenes universitarios para fomentar su espíritu emprendedor. Los participantes analizan la viabilidad de su idea de negocio y adquieren las competencias personales y técnicas necesarias para su sostenibilidad. “Es importante que los alumnos tengan la experiencia y entiendan por qué un banco dice que no a su proyecto, qué está fallando”, apunta Blanca Narváez, directora general de Junior Achievement en España. “Se van a encontrar un abanico de personas que los criticarán de manera positiva; tendrán cuatro minutos para presentar su proyecto ante el jurado, que es como vender su idea a un fondo de inversión”, enumera.
GESTIÓN DE PROYECTOS
La Semana de la Educación Aula, que se celebra del 19 al 23 de febrero en el Ifema, dedica un espacio a emprendimiento joven organizado por el Instituto de la Juventud (Injuve) y Fundación Telefónica. Aquí se desarrollarán talleres sobre las competencias que necesita adquirir un emprendedor. Hay uno sobre creatividad e innovación, otro sobre comunicación, otro de trabajo en equipo, uno más de gestión de proyectos. “Un emprendedor ha de tener mecanismos para la detección de oportunidades y el análisis del entorno; es fundamental la autocrítica, que aprenda a conocer sus puntos débiles y fuertes, a trabajar en equipo y a asimilar el fracaso; en España lo hemos llevado muy mal, a quien fracasa se le da de lado, y hay que verlo en clave de aprendizaje”, tercia Alicia Coduras, directora de la Cátedra de Fomento del Espíritu Emprendedor de la Universidad de Nebrija. Coduras, docente también en EDEM, considera, y coincide con el resto de expertos, que tan importante como la idea es la capacidad de venderla bien. “Con seguridad, con convencimiento. De eso depende todo”, sentencia.
Más de la mitad de los jóvenes menores de 25 años que quieren trabajar no encuentran la oportunidad de hacerlo y casi el 35% se encuentran en situación de desempleo desde hace más de un año. La crisis y el altísimo paro juvenil convierten el emprendimiento en una salida. Tampoco conviene concebirlo como la panacea que resolverá todos los problemas, puntualizaba en un artículo de opinión en EL PAÍS Javier Santiso, profesor de ESADE Business School y fundador de Start Up Spain, pero bienvenidas todas las iniciativas que vengan a sumar por este camino. Como la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013-2016 puesta en marcha por el Gobierno, a la que se han adherido compañías como Nestlé.
Y otra: también en el marco de Aula, en el Ifema, se presenta Emprende XL, que es una red social puesta en marcha por el Injuve para “fomentar la cultura emprendedora entre los jóvenes y constituirse en un entorno que les sirva de referencia y apoyo para nuevos proyectos de emprendimiento”. Esta red, según describe, permite compartir ideas, acceder a formación gratuita, contar con el asesoramiento de expertos y las experiencias de otros emprendedores, así como entrar en contacto con fuentes de financiación públicas y privadas para hacerlas realidad. Todos los medios necesarios, según resalta, para “para pasar de las ideas a los hechos”. Que al final es de lo que se trata.