El Economista
La falta de financiación supone un riesgo para la economía, para la viabilidad del tejido productivo y para el mantenimiento y creación de empleo. Pedir financiación sigue siendo uno de sus principales problemas de las pymes sobre todo por la dureza de las condiciones para obtener avales. El crédito sólo fluye donde no existe riesgo; por eso, si hablamos de reactivación, el crédito debe fluir con más agilidad.
De ahí que un contexto de limitación del crédito como el actual y con una situación adversa de los mercados, abrir vías de financiación para las pequeñas y medianas empresas y para los proyectos estratégicos, como han hecho la Diputación Foral de Bizkaia, el Gobierno Vasco o el Instituto de Crédito Oficial (ICO), es una buena noticia que hay que animar y aplaudir. Pero habrá que ver cómo se concretan todos estos programas y si las condiciones que se establecen para acceder a ellos se ajustan a lo que demandan las empresas.
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